Comienza el día bien, desayuno en la cama, que resulta que
tenemos cafetera en la habitación y una
cookies que sobraron de ayer. Llegamos al Missisipi river esquivando todo tipo
de tiendas en el outlet de lujo, lo que no pudimos esquivar fue el redesayuno
en el Café Du monde, pero porque es mítico, no les vamos a hacer el feo. Que
nos gusta una gastronomía local.3 cafés y 3 bollos típicos. ¿Bollo, buñuelo,
churro poco hecho?? No sabemos describir. Eso sí tonelada y media de azúcar
glass. No hay quien salga limpia de ese desayuno. No es serio mantener
conversaciones mientras chupas el azúcar glass que el viento ha tenido a bien
posicionar por todo tu cuerpo. Manos, dedos, codos, móviles, camisetas, pelos….
Así estaban las hormigas del lugar,
hiperestimuladas (ostiadas, para que os hagáis una idea)
Bonitas, pegajosas e hiperglucemicas fuimos hacia el French Quarter. Que bonitas las tienditas, las
casitas, las balconeras de hierro forjado, los collares del Mardi Grass, el
jazz en el ambiente, los borrachos en su ambiente propio…. Y estábamos allí en
modo bohemio cuando..
-Uy mira un Marine.
-Ah no que son tres..
-¿y esas espaldas?
-joder con el storm troper. ¿State troper?
- ¿Sfrun truper? ¿Que pone en el coche?
-Da igual ¡¡Ven con mama!!¡¡ Mami te cuida!!
Trasteamos y Jazzeamos un montón. NOLA MOLA. Librerías antiguas, outlets de diseño (vestidos de 4000 pavos en nuestras manos) jazz en todas las esquinas, borrachos también en cada una de las esquinas, sobretodo en la Bourbon Street con el neon non stop 24h, madre que factura de luz les vendrá.
Tanta hiperestimulación nos tenía locas, así que suponemos
que acertamos cuando nos vimos comiendo en el bar con el camarero más triste no
de NOLA, ni de los US OF AMERICA sino
del planeta. Madre que pocas ganas de vivir. Este el mardi Grass lo debe de
pasar encerrado en el wc.
Localizamos la Street Ann (que en nuestras mentes ha sonado
siempre como sana Ana Kalea).No nos preguntéis por qué, pero pudiendo no pasar
por ella acabábamos siempre en ella. Una cosa buena tenía, bueno muchas, pero
una de ellas es que nos ubicaba bien para ir al parque de Loui Amstrong. Mucha
foto, mucha veneración y mucha tontería.
-Ay Loui que bien que pisaste la Luna.
En el French Quarter hay tiendas de todo tipo y muy prácticas
para vida diaria, que las ves y te preguntas ¿cómo es posible que yo haya
vivido sin esto toda mi vida?. Un ejemplo de ello es la tienda de artículos
navideños. Todo tipo de abalorios para tu árbol, como ese adorno en forma de
huevo frito con panceta, de donuts, de taza de wc, a Mary Poppins,
lagartos… pero nosotras nos queríamos traer a toda costa para nuestro árbol
de navidad ¡¡un “sireno”!!
Maitane-Yo me pido el sireno de Hallowwen
Cheli- yo dudo entre el Hawaiano y el boxeador
Vero- A mi me gusta el del corazoncito que tiene una cola
muy elegante.
Maitane y Cheli- ehhhh Vero…ese es el gay, ¿no le ves la bandera
al final de la cola??
Vero- Mierda, ya tengo el radar roto otra vez..
Y ahora sí al puro Jazz. Salimos del French Quarter para
adentrarnos en la calle Frenchmen y entrar tímidamente en nuestro primer club
de Jazz, The Spotted Cat. Pequeñito, acogedor y con la primera de las bandas de
la tarde sonando en directo. Nosotras al
principo en ultima fila, tres minutos después en primera fila y sentaditas. La
gente entrena para mucha tontería hoy en día, pero el entrenamiento que más fruto
te da es el de un domingo de rabas
cuando quieres silla en terraza.
El Jazz comenzó a fluir y los jariguays tb, en concreto
uno de color naranja que llevaba Vodka
pero que nosotras pedimos porque llevaba una guinda, y todos sabeis que comer fruta
es muy sano.
Y como veis, nosotras grabándolo todo, todo , todo…hasta que
el amable muchacho bailarin se nos acerca y debido a nuestro nivel de inglés al
principio pensábamos que nos iba a recriminar que les habíamos grabado pero que
va, venia básicamente a decirnos que “mucho grabar mucho grabar pero nada de
bailar”. ¡¡¡Alarmaaaaa!!! ¡¡¡Pánico!!! ¿¿Bailar?? ¿¿Contigo?? ¡¡Si lo haces genial!! Yo
nooo…yo tampocoooo. Ni yoooo. Pero el chiquin insistir e insistir.Así que Vero
no tuvo más remedio, se vió obligada, forzada, con su buen talante por
complacer al chiquín a marcarse este maravilloso baile.
No perderse lo bien que lo hace y la felicitación final de
una guiri cualquiera (borracha también todo hay que decirllo).
Que acaloramiento, que nervio, cuanta felicitación de los
allí presentes, otro jariguay. Ayyy…que el otro bailarin la quiere sacar a
bailar y la pobre ya le da esquinazo que no puede con los nervios. Asumimos que
desde ya somos tres viajeras pero una de ellas es una estrella emergente del
baile de jazz. Que si tengo una prometedora carrera como bailarina, que vamos a
mirar casting en Los Angeles., que yo no salto de esta acera que me lesiono,
que si que fuerte que en la cola del wc me han felicitado…y más fuerte aun lo
que hay dentro del wc. Como en cada
casa, su lavabo, su taza, su piano. NOLA mola por cosas así.
Pues con la tontería del jariguay, la adrenalina del baile y
la hambruna subida nos vamos a catar salchicha de Aligator y de cangrejo del Mississipi. Aparte de las delicatessen locales lo mejor del bar es el camarero
friki que se rió con o de nosotras (no lo tenemos muy claro), el cocinero con
el gorro de picachu (que da mucha confianza al tema de salubridad) y el
musicote de los 90 que se marcaron.
Queridas cuadrillas lo hubiéramos dado todo aquí con :
Ibamos muy a la tontería, muy a la risa que nos pasamos el
hotel. Otra vez para atrás. Santa Ana es peor que el triangulo de las bermudas.
Eso sí, cochazo que nos encontramos a la puerta para fotografiar y teminar con
este intenso día.













Yo quiero bailar con Vero.
ResponderEliminarDiosss! Esa Vero! Q ritmo jazzero👏👏
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