El día de autos amanece muy
temprano. Estaba Loiu sin abrir cuando llegamos y como en el día de la marmota,
volvimos a sufrir el drama de la maleta. Esta vez nos hacen la media y nos
dejan pasar sin tener que hacer el show de la repartición. Vuelo sin
incidencias hasta que amaneció, casi llegando a Fuerteventura, el loco que llevábamos
al lado. Se despertó hablando solo, en castellano con acento italiano. ”Esto no
me convence”, decía mirando la nube que cubría la isla.
Pues sí amiguis, el loco tenía razón.
Nos hemos venido hasta aquí, al ladito de África, para tener el mismo nubarrón que
en Euskadi. En fin, estamos de vacaciones, ya despejará. Llegamos al hotel y
nos dicen que tenemos que atravesar la piscina para llegar a nuestra
habitación. ¡Qué maravilla! Allá que vamos, como divas atravesando la piscina
con el traqueteo de nuestras maletas. ¡Un momento! Nadie se gira, nadie nos
mira…no es que no se nos vea u oiga, es que en la piscina hay más edad que en un
concierto de Francisco, que ya dijo él que necesitaba fanses nuevos que los suyos
se le estaban muriendo por edad. En fin, que la piscina era un jubileo de
sonotones y bastones. No nos importa ser las jovencitas del lugar. Nos ubicamos
y por primera vez en Tordas por el mundo… ¡deshacemos las maletas! Es la
primera vez que vamos a permanecer más de tres días en el mismo alojamiento con
espacio suficiente para expandir nuestras pertenencias. Ropa de salir, de
playa, para hacer deporte… ¡ojo! Para hacer deporte, habéis leído bien, ya os
contaremos si nos hacemos healthys o no.
“Vacaciones para descansar” es
nuestro lema para estos días que nos merecemos, ya que como vividoras que somos
llevamos un año muy “relajado”. Primer día dedicado al descanso, a paseíto interplayas,
a vararnos en la piscina en cuanto asomó el primer rayo de sol. Con entrada
triunfal de Vero cayéndose por las escaleras y los grititos de Cheli amenizando
su primera inmersión. Somos un cuadro. Menos mal que los guiris no nos
entienden. Cenar y tras enlazar unas nueve horas de necesario sueño, nos
empezamos a venir arriba. ¿Qué hay para ver por aquí? Una iglesia en Antigua.
¿Antigua? ¿Eso no es lo de Piratas del caribe? La vemos que nos pilla de camino
a una peazo de playa espectacular.
Todo planes, todo energía, hasta
que llegamos al buffet libre del desayuno y se nos va de las manos la
alimentación. ¡Qué era aquello! ¡Dulce, salado, agrio y amargo! ¡toda la gama
de sabores! Las pailas gustativas dando palmas y la goma del pantalón sufriendo
en silencio teníamos. Nos da igual churro que bacon, tortita que muesli, todo
para dentro pero sin perder el norte. Los guisantes ni tocar.
Que se vea bien la sacarina |
Superado el desayuno y la
digestión del mismo, esto costó lo suyo, nos plantamos en Antigua. Íbamos muy
alegremente siguiendo las indicaciones de la chiquina de Gobe hacia la iglesia…
CHIQUINA DE GOBE- Ha llegado a su
destino
CHELI- ¡si esto es el museo del
queso!
VERO- ¿Cómo el museo del queso?
Iglesia de Antigua dice Gobe
C- Gobe puede decir lo que quiera
pero lee, “Museo del queso Majorero”
V-joder, que bien nos conoce la
chiquina de Gobe
Haciendo un ejercicio de
responsabilidad digestiva, huimos del museo y buscamos la iglesia. No
encontramos a nadie que nos explicara nada acerca de su historia así que os
contamos que pequeñita, acogedora, y el techo es de madera, nos recordó mucho a
nuestra Arrateko ama. Allí fuimos a encender el velamen por los de siempre (la
familia, los amiguis, los fanses…). Ya sabéis, nos sale la educación cristiana
en los lugares sacros. Velamen eléctrico que no nos va mucho, somos más de la
llama del señor, de la que quema. En fin, que en esas estábamos cuando nos
topamos con la virgen apuñalada.
Nos impactó la imagen. No sabemos
nada de ella y la actualidad nos dice que “la manada” queda libre así que, nos
permitimos el lujo de bautizarla como “La Virgen de los puñales, que nos
proteja en los portales”
El calor, la sed, las necesidades
fisiológicas y la casualidad nos llevan a sentarnos en la terraza de un bar con
solera.
Sí, Mollete nos representa y
hemos decidido que la hamaca y la sombrilla también. Con lo que estamos
ahorrando en comida vamos a invertir en las playas. Que no se echen los nutricionistas
al cuello pero estamos haciendo dos comidas al día, desayuno y cena. De verdad
que cuando normalicemos los desayunos volveremos a las cinco recomendadas, pero
es imposible cuando vas como pollo sin cabeza por el buffet. Pues eso, nosotras que hemos
sido toda la vida de ir a la playa con toalla y poco más, vamos a invertir en hamaquismo para dar un
descanso a las vértebras. ¡Qué maravilla de playas! ¡Que aguas cristalinas!
¡Qué airecito que no notas el calor! ¡Qué quemassssón! ¡Mierda! ¡La guiri roja
nos representa! Hay que invertir en aftersun y mira que nos hemos dejado los
txines en protección solar.
Duchaditas, hidratadas y monas,
nos vamos a tomar nuestra segunda comida del día…
VERO- Abre eso a ver que hay ahí
CHELI- Coliflor
V-¡¡uuuuu!! ¡CIERRA, CIERRA!
C-Si, si, a ver si nos va a
saltar por error un trozo al plato. Ni hablar de eso, que la coliflor es de día
laboral y estamos de vacaciones.
Tras una cena escasa y
equilibrada como solo nosotras sabemos hacer, decidimos tomarnos un jariguay.
Cheli se guía de oído y localiza música en directo. Pillamos mesa en primera
fila para ver el espectáculo. Estamos en la Music Squire o para nosotras, “la placita de la risa”. Comienza
el show y no nos referimos a los artistas y acróbatas. Menos nosotras, todo el
mundo estaba loco o borracho. El camarero se encargó de traernos ginebra y
vodka como si fuéramos la Reina Madre y Boris Yeltsin en la época dorada de sus
hígados. Estábamos un poquito reticentes y sobrias.
La primera señal de que no
encajábamos era que la gente se empezó a venir muy arriba con la Macarena. No la
virgen (¡arriba con ella!), si no con el temazo de los del Rio.
De repente se paró el dúo
orquestal y salieron al ruedo tres personas en taparrabos print leopard. Eran acróbatas
y bailaban el Limbo. Toda esa gente borracha y descoordinada también se animó
con el limbo. Eso era para ver. Cuando le prendieron fuego al palo superior
Cheli se declaró peluquera. No hubo heridos, pero tampoco video porque estábamos
ojipláticas. Volvió la orquestilla y con ella dos señoras muy perjudicadas, una
estaba empeñada en llevarse un nativo en taparrabos para casa. La otra, cual
animadora de hotel, se dedicó a intentar reclutar bailarines entre el público. Por
supuesto vino a nosotras, que con la dulzura que nos caracteriza le comentamos
algo así como “Señora, para loca ya traigo a mi amiga”, o “la loca ya la traigo
puesta de casa”. Son slogans con los que deberíamos hacernos unas
tordicamisetas. Con caída, amplias, a lo túnica de Demis Roussos, que el algodón
transpira pero es muy puñetero y encoge. La señora, al no encontrar pareja de
baile, se lanzó a hacer el… ¿robot?
¿A que estáis flipando? Nosotras también,
y su marido sentado en una mesa más. Pero no nos vamos a rasgar las vestiduras
porque poco después vimos el futuro. Cual señoras de escena final de Dirty
dancing, nos quitaremos los chales y nos echaremos al baile como estas dos.
El alcohol nos hizo efecto a la
vuelta al hotel.