martes, 30 de mayo de 2017

EL DÍA DE LA RESACOLA


 Si habéis leído nuestra primera farra en Tordas, lo sentimos mucho, pero os vais a comer también el clavo. Porque no todo es disfrute borracheril nocturno, los excesos se pagan y no os vais a ir de rositas sin leer nuestra primera resaca. ¡¡Que dolor de cabeza Maricoooooón!!
Amanecer con olor a fritanga churrera a diario suele ser agradable. Nos declaramos militantes de el lado oscuro en esta época de los smothing (o como coño se escriba), los cereales, los frutos secos y la foto para instagramear el momento. Somos la resistencia. Más si estamos de vacaciones ¿qué es eso de andar comiendo alpiste todos los días? Los cereales procesados y fritos a poder ser. Ya tenemos todo el año para cuidar estos cuerpazos o al menos para creer que los cuidamos. En las vacaciones le hacemos la ola al pitufo, al mollete y como no, al churro y a la porra.
Pero el despertar churril resacoso tiene su intríngulis. Nos metimos en la cama con un hambruna voraz y chica, que maravilla,¡¡hasta ganas de ayunar teníamos al despertar!! (Esto  de la juerga debe ser bueno para la dieta, habrá que hacerlo más.) Ya veis  que nuestros cerebros deshidratados no funcionaban bien y las ganas de ayuno nos impulsaron en dirección contraria a la llamada de los churros. Había que vernos con esa marcha asimétrica e inestable que te dan los excesos, avanzando por el pasillo balbuceando sonidos guturales intentando vocalizar: “quiero morirrrrr”… Nos gustaría poder deciros que éramos como los bailarines zombis del Thriller de Michael Jackson, pero la verdad es que éramos dos figurantes de The walking dead.




Por fin conseguimos llegar a nuestra meta: el sofá. Todo era maravilla, todo era silencio; conversaciones susurradas que mantenían nuestro estado de paz y evitaban la voz de pito de nuestras gargantas zurradas por la nocturnidad, hasta que…




¡¡¡¡Se acercaaaaaaa!!!! ¡¡¡¡Que vieneeeee!!!! Como si fuese la misma Baby saltando sobre Jonny Castle en el baile final, Gar salta sobre nosotras y nos taladra el tímpano y de paso el cerebro



(Nota: cuando habla Gar hay que leerlo así como rápido y a gritos. Tiene un estilo muy personal)
Gar: Bueno bueno bueno ¡¡¡qué maravilla!!! Qué bien estamos, que bien he dormido, que vamos a hacer, venga tirar pala ducha y frotarse bien por todas partes, vamos que os llevo a comer a un sitio ideal….

Vero-Cheli: ¡Señooor!  ¿Por qué nos haces esto? ¿Donde se le apaga un rato?
Gar: ene… ¿para eso venís hasta aquí?? ¡Venga pa la ducha!
Vero-Cheli: fhjfeiwyfgoiewuhfdufh… (Estos son los sonidos que emitíamos intentando evitar los pellizcos de Gar en el michelo) ¡¡ noooo!! ¿Por qué no pedimos comida?? Una de vegetar en el sofá…
Gar: Bueno…. No estáis bien.  ¡Más positivas estabais ayer mientras mandábamos audios a todo pichichi!!
V-C: ¿¿Audios??  ¿Cómo audios? ¿Qué invento es este? ¡¡No blasfemes!! ¡¡Nosotras no hemos mandado ningún audio!!
Gar nos quiere, lo sabemos, pero es ¡¡¡maaaaalo!!! Siempre tiene un as bajo la manga. Sabe que si conecta su móvil a la torre de sonido y hace que suenen por toda la casa nuestras memeces nocturnas con Chayanne de fondo, vamos a ir directas a la ducha a meter nuestras cabezas bajo el chorro de agua fría para intentar llenar las lagunas de nuestros agujereados cerebros.
Un poco de colorete, un par de kilos de antiojeras y marchando para la calle.
Lo reconocemos,  nos llevó a un sitio chulo y, gracias a Dios o al inventor del automóvil, nos llevó en coche… bien sabe él, que en esas condiciones iba a ser imposible que le siguiéramos el ritmo. Había reservado una mesa en El balneario- Baños del Carmen. Como su propio nombre indica, era un antiguo balneario reconvertido en restaurante. Un lugar con encanto muy zurrado por los golpes de mar. Es el precio que se paga cuando el garito está en megaprimeralinea costera. Y huele a mar, y se oye el mar, y tiene una columna (dórica, jónica o corintia) hecha un asco en mitad del comedor al aire libre que le da calidad al terraceo. Una ruina romana siempre le da rollo a cualquier lugar.
Lleno, llenito de kuadrilas comiendo. Nosotras, ¡ojocuidau!, sin hambre. Haciéndonos las pejigueras “no sé, no tengo hambre, no sé qué pedir…” Hasta Gar se asustó y rápidamente se hizo cargo de la situación para pedir las especialidades de la casa. No os preocupéis, el momento ayuno se nos pasó en cuanto  los espetos de las pijas de al lado vinieron a parar a nuestra mesa y nos callamos como putas ante el malentendido. Somos de hacer hambre rápido y estábamos deseando engullir y tirar para el sofá de Garmaenea del Sur. Supimos que nuestros cerebros habían recuperado la normalidad en el momento el que Vero empezaba a querer degustar y robar todo tipo de arroces caldosos que pedían los de la mesa de al lado, mientras maldecía nuestra inusual inapetencia a la hora de pedir de la comida. Como no, acompañamos a la comida con tres resacolas para intentar devolvernos poco a poco al mundo de los vivos.
La siesta nos hacía mucha falta; este hecho fue palpable en lo que la conversación derivaba entre las risas de las anécdotas nocturnas (premio al momento taxi), y el tipo de relación que podían mantener una señora y un jovencito que teníamos en nuestro punto de mira. Que si que potxolo que viene con su ama a comer. Que si oye que igual son pareja. Que si oye que puede que ella haya contratado sus servicios. Que si oye y ¿por qué no va ser que le ha contratado él? Falta de Siesta o falta de riego por tener toda la sangre en el estómago para digerir la fauna marina que nos habíamos zampado, llamarlo como queráis. En fin… ¡camareroooo! el postre, olvide el café que nos quita el sueño, y traiga la cuenta por favor.





De nuevo nos vimos posicionadas las dos, cual dos reinonas compartiendo el sofá grande, y dejamos para en anfitrión el sofá pequeño para él solito, para que se tumbase a la bartola. Pero esto no dejaba de ser un flasback de lo ocurrido a la mañana y, al asalto, cual guindilla, con una agilidad felina, se colocó entre ambas. Ay eneeeee…  ¡el calor que dá! Pero claro, nos pone ojitos y nos dice que es un planazo para él echar la siesta mientras vemos a Las Campos acurrucaditos los tres en el sofá porque nos echa de menos y claro… ¡no le podemos decir que no!
Lo mismo nos pasó a la noche, tampoco nos pudimos negar a su plan de cenar  en un restaurante griego. Ni pudimos, ni quisimos. Cual tres señoras bien nos paseamos por el centro de Málaga con los brazos entrelazados haciendo tiempo hasta la hora de la reserva. ¡¡Joroñayquejoroña que bueno estaba todo!!
Y sí, este es nuestro productivo día de resaca. Y, sí, ya nos ha insinuado algún@ de nuestr@s lector@s que en este blog se habla mucho de comida. ¿Enserio? ¿Os lo parece?  Pues visto lo visto ¡¡el día de la resacola se sale!! Y para muestra, a continuación, las únicas fotos que hay de ese día.  Por supuesto, estas imágenes se las dedicamos a esos valientes que nos hacen críticas gastroconstructivas mientras deseamos que la tecnología avance de tal manera que podáis lamer, en  las pantallas de vuestros dispositivos electrónicos, nuestras fotos para poder degustar estos manjares.