Amanecer con olor a fritanga churrera a diario suele ser
agradable. Nos declaramos militantes de el lado oscuro en esta época de los
smothing (o como coño se escriba), los cereales, los frutos secos y la foto
para instagramear el momento. Somos la resistencia. Más si estamos de
vacaciones ¿qué es eso de andar comiendo alpiste todos los días? Los cereales
procesados y fritos a poder ser. Ya tenemos todo el año para cuidar estos
cuerpazos o al menos para creer que los cuidamos. En las vacaciones le hacemos
la ola al pitufo, al mollete y como no, al churro y a la porra.
Pero el despertar churril resacoso tiene su intríngulis. Nos
metimos en la cama con un hambruna voraz y chica, que maravilla,¡¡hasta ganas
de ayunar teníamos al despertar!! (Esto de la juerga debe ser bueno para la dieta,
habrá que hacerlo más.) Ya veis que
nuestros cerebros deshidratados no funcionaban bien y las ganas de ayuno nos
impulsaron en dirección contraria a la llamada de los churros. Había que vernos
con esa marcha asimétrica e inestable que te dan los excesos, avanzando por el
pasillo balbuceando sonidos guturales intentando vocalizar: “quiero morirrrrr”…
Nos gustaría poder deciros que éramos como los bailarines zombis del Thriller
de Michael Jackson, pero la verdad es que éramos dos figurantes de The walking
dead.
Por fin conseguimos llegar a nuestra meta: el sofá. Todo era
maravilla, todo era silencio; conversaciones susurradas que mantenían nuestro
estado de paz y evitaban la voz de pito de nuestras gargantas zurradas por la
nocturnidad, hasta que…
¡¡¡¡Se acercaaaaaaa!!!! ¡¡¡¡Que vieneeeee!!!! Como si fuese
la misma Baby saltando sobre Jonny Castle en el baile final, Gar salta sobre
nosotras y nos taladra el tímpano y de paso el cerebro
(Nota: cuando habla Gar hay que leerlo así como rápido y a
gritos. Tiene un estilo muy personal)
Gar: Bueno bueno bueno ¡¡¡qué maravilla!!! Qué bien estamos,
que bien he dormido, que vamos a hacer, venga tirar pala ducha y frotarse bien
por todas partes, vamos que os llevo a comer a un sitio ideal….
Vero-Cheli: ¡Señooor! ¿Por qué nos haces esto? ¿Donde se le apaga un
rato?
Gar: ene… ¿para eso venís hasta aquí?? ¡Venga pa la ducha!
Vero-Cheli: fhjfeiwyfgoiewuhfdufh… (Estos son los sonidos
que emitíamos intentando evitar los pellizcos de Gar en el michelo) ¡¡ noooo!! ¿Por
qué no pedimos comida?? Una de vegetar en el sofá…
Gar: Bueno…. No estáis bien. ¡Más positivas estabais ayer mientras
mandábamos audios a todo pichichi!!
V-C: ¿¿Audios?? ¿Cómo
audios? ¿Qué invento es este? ¡¡No blasfemes!! ¡¡Nosotras no hemos mandado
ningún audio!!
Gar nos quiere, lo sabemos, pero es ¡¡¡maaaaalo!!! Siempre
tiene un as bajo la manga. Sabe que si conecta su móvil a la torre de sonido y
hace que suenen por toda la casa nuestras memeces nocturnas con Chayanne de
fondo, vamos a ir directas a la ducha a meter nuestras cabezas bajo el chorro
de agua fría para intentar llenar las lagunas de nuestros agujereados cerebros.
Un poco de colorete, un par de kilos de antiojeras y
marchando para la calle.
Lo reconocemos, nos
llevó a un sitio chulo y, gracias a Dios o al inventor del automóvil, nos llevó
en coche… bien sabe él, que en esas condiciones iba a ser imposible que le
siguiéramos el ritmo. Había reservado una mesa en El balneario- Baños del
Carmen. Como su propio nombre indica, era un antiguo balneario reconvertido en
restaurante. Un lugar con encanto muy zurrado por los golpes de mar. Es el
precio que se paga cuando el garito está en megaprimeralinea costera. Y huele a
mar, y se oye el mar, y tiene una columna (dórica, jónica o corintia) hecha un
asco en mitad del comedor al aire libre que le da calidad al terraceo. Una
ruina romana siempre le da rollo a cualquier lugar.
Lleno, llenito de kuadrilas comiendo. Nosotras, ¡ojocuidau!,
sin hambre. Haciéndonos las pejigueras “no sé, no tengo hambre, no sé qué
pedir…” Hasta Gar se asustó y rápidamente se hizo cargo de la situación para
pedir las especialidades de la casa. No os preocupéis, el momento ayuno se nos
pasó en cuanto los espetos de las pijas
de al lado vinieron a parar a nuestra mesa y nos callamos como putas ante el
malentendido. Somos de hacer hambre rápido y estábamos deseando engullir y
tirar para el sofá de Garmaenea del Sur. Supimos que nuestros cerebros habían
recuperado la normalidad en el momento el que Vero empezaba a querer degustar y
robar todo tipo de arroces caldosos que pedían los de la mesa de al lado,
mientras maldecía nuestra inusual inapetencia a la hora de pedir de la comida. Como
no, acompañamos a la comida con tres resacolas para intentar devolvernos poco a
poco al mundo de los vivos.
La siesta nos hacía mucha falta; este hecho fue palpable en
lo que la conversación derivaba entre las risas de las anécdotas nocturnas
(premio al momento taxi), y el tipo de relación que podían mantener una señora
y un jovencito que teníamos en nuestro punto de mira. Que si que potxolo que
viene con su ama a comer. Que si oye que igual son pareja. Que si oye que puede
que ella haya contratado sus servicios. Que si oye y ¿por qué no va ser que le
ha contratado él? Falta de Siesta o falta de riego por tener toda la sangre en
el estómago para digerir la fauna marina que nos habíamos zampado, llamarlo
como queráis. En fin… ¡camareroooo! el postre, olvide el café que nos quita el
sueño, y traiga la cuenta por favor.
De nuevo nos vimos posicionadas las dos, cual dos reinonas
compartiendo el sofá grande, y dejamos para en anfitrión el sofá pequeño para
él solito, para que se tumbase a la bartola. Pero esto no dejaba de ser un
flasback de lo ocurrido a la mañana y, al asalto, cual guindilla, con una
agilidad felina, se colocó entre ambas. Ay eneeeee… ¡el calor que dá! Pero claro, nos pone ojitos
y nos dice que es un planazo para él echar la siesta mientras vemos a Las Campos
acurrucaditos los tres en el sofá porque nos echa de menos y claro… ¡no le
podemos decir que no!
Lo mismo nos pasó a la noche, tampoco nos pudimos negar a su
plan de cenar en un restaurante griego.
Ni pudimos, ni quisimos. Cual tres señoras bien nos paseamos por el centro de
Málaga con los brazos entrelazados haciendo tiempo hasta la hora de la reserva.
¡¡Joroñayquejoroña que bueno estaba todo!!
Y sí, este es nuestro productivo
día de resaca. Y, sí, ya nos ha insinuado algún@ de nuestr@s
lector@s que en este blog se habla mucho de comida. ¿Enserio? ¿Os lo
parece? Pues visto lo visto ¡¡el día de
la resacola se sale!! Y para muestra, a continuación, las únicas fotos que hay
de ese día. Por supuesto, estas imágenes
se las dedicamos a esos valientes que nos hacen críticas gastroconstructivas
mientras deseamos que la tecnología avance de tal manera que podáis lamer, en las pantallas de vuestros dispositivos electrónicos,
nuestras fotos para poder degustar estos manjares.