Paseíto por Venice Beach de buena mañana. Tan prontito que
el borracho de turno estaba durmiendo la mona en la caseta socorrista más
colorista. ¡Arrrrriba el orgullo! ¡abaaajo el borracho que nos estropea la
foto! No quisimos molestarle así que mamarracheamos alrededor.
¡Parece que le hemos despertado! |
Mamarracheamos y de paso hacemos deporte, que como sabéis es
lo nuestro. Hay que ver lo que cuesta intentar quemar el desayuno caminando por
la arena de Venice Beach. Eso sí, pena no ser trabajadores del consistorio
venice beachcense, porque pudimos
presenciar cómo la policía realiza con maestría otra de sus funciones (además
de la de saludar) que es acercar al currela arenero a su puesto de trabajo.
¿Y que se puede hacer tras disfrutar de un paso mañanero por
el malecom de los bicipolis? ¡¡Pues escapar del riesgo de Tsunami y poner rumbo a Arizona!!
Dejamos la costa para acercarnos al secarral, estamos a tope
con la Ruta 66. Bueno, a tope a tope tampoco, vamos pisando huevos según los
límites de velocidad locales porque no queremos que nos graben los del
helicóptero de la ADGT (American Direction General of Traffic). El pincho de
Cheli nos da la vida con temones de hoy, ayer
y siempre, para muestra un botón.
Vamos a comentaros, por si os da por haceros la Ruta66 y por
si alguien nos lee porque hacemos un blog serio y bien sobre viajes, que lo que
es la carretera oficial de la ruta está hecha un asco. Es un rosario de baches
y parcheados que te hace saltar el cancionero del usb a lo loco. Lo bueno es
que como hay espacio de sobra han hecho una carretera paralela lisita y llana,
muy bien asfaltada que nosotras transitamos por miedo a perder un amortiguador
a ritmo de la Jurado. El último tramo sí que lo hicimos por la Ruta66 oficial
¿cómo lo sabemos?
Maitane- ¿Entonces esto ya es la carretera vieja no? ¿la
mítica?
Cheli- si, si, seguro. Mirad las gasolineras abandonadas,
dan ganas de parar a grabar un videoclip
Vero- ¡¿¡¿ese de ahí se está paseando con un rifle?!?!
Rober- ¡confirmado! ¡vamos bien!
Y por fin llegamos al corazón de la Ruta66, a Kingman, a
nuestro motel de carretera de esos que te matan cuando sales a por hielo. (¡Ojocuidao
spoiler! No nos mataron) Pues allí estábamos Rober y yo haciendo el checkin,
escuchando las historias locales y lo que en mi caso es casi milagroso,
entendiéndolas, cuando hicieron su entrada las enfermeras que habían ido a
aparcar nuestro tanque. De repente todo fueron señales casi imperceptibles
entre ellas, intercambio de miradas de horror. Sabíamos que no era por las
historias, que si habían detenido a Pamela Anderson y había pasado la noche en
el calabozo, que si se había casado no se qué famoso en el pueblo, que si… Eso les daba igual, solo tenían ojos para…¡la
celulitis! Y no nos referimos a la piel de naranja. Cheli, expláyate en la
descripción.
Ay señor. Pues no recuerdaba yo muy bien porque entramos unos
minutos más tarde en la oficina de nuestro receptión man (veo que nos quedamos a estacionar) , el caso es que
mientras Vero y Rober atendían , entendían y asentían las historietas de los
famosos y del propio dueño del motel yo estaba usando mis ojos a modo inspección tipo terminator; y es que no era normal lo que había allí para analizar.
Todo tipo de carteles de película, Marylin a tamaño natural,
la espada de excalibur, el cartel de The gone with the wind (flipais ), y esa
mesa de la oficina llena de todo tipo de accesorios, banderitas, chapas, Rayo
Mackeen… no sé un alboroto, una algarabía, una fantasía un…¡tires donde tires toca premio!
Allí no había un hueco lo suficientemente amplio para pasar
una mopa ,un trapo de polvo, un lo que sea. Lo que si había era un buen butacón
que acomodaba a nuestro recepción man. Y una vez hecha la inspección general me
centré en nuestro interlocutor que de apariencia era un señor normal con su
coletilla normal que le llegaba hasta la cintura. Un look peculiar para un
lugar peculiar, y que dicho sea de paso fue un señor encantador. Lo cortés no quita lo
valiente. Porque valiente había que ser un rato para tener así esa pierna
apoyada a pie desnudo sobre ese suelo. Y es que no hace falta ser sanitario
para darse cuenta que Diana la de “V” tenía menos escamas y por supuesto, las
garras más cortas.
Pixelamos la foto que no está el percal para que nos
enmarronen en este nuestro blog de mierda. Madre mía, si nos denuncia este buen
hombre por uso de su imagen vamos a la trena fijo que no está el asunto para
pagar fianzas. Y en la cárcel hay tele, comida, calefacción y gimnasio.
Usariamos seguramente 3 de 4 (no está mal) y pasaríamos el tiempo colocando la
biblioteca de la penitenciaría y poniendo motes a todo pitxitxi e incluso
tendríamos tiempo de llevar al día el blog. Joder!! Que según lo escribo me
está pareciendo una idea cojonuda jijijiji!!
¡Venga esa denuncia a nuestras personas!
Retomo: Que ansia de explicarme en voz alta tenía y los
otros tres inmersos en ese discurso maravillosos (que por otra parte nos vino
genial); y yo venga que gesticular, venga que inclinaciones de cuello,
cruzándome la mirada con la otra sanitaria. Parecía que me estaba marcando una
coreo de Break dance. Que angustia. Solo quería gritar “señorrrr…limpiese,
cortese las garras, hidrátese esa piel y no sé…. Que algún facultativo le
valore esa rojez”
Por el amor de DIOR!! |
Pues así en bucle no sé ni hasta cuando. Creo que fue hasta
que pelirrosi me soltó un discurso del estilo:
“Vamos a ver. Estamos de vacaciones. Que cada uno gestione sus propias
infecciones” . Madre mía. A un paso del blog de poesía estamos.
Una vez serenado el ambiente y objetivado el cochazo que usa
el boss nos disponemos a acomodarnos en nuestra habitación y como no, a
disfrutar del ambientillo de motel de carretera, que por algo hemos querido
hacer noche allí leñe. Y es que encanto, le sobra al lugar.
Pero como ya es tradición, no podíamos retirarnos a
descansar sin visitar nuestro lugar de culto particular: El Walmart local.
Pero esta vez además de surtirnos a nivel gastronómico y de visitar nuestra
adorada sección de farmacia, nos acercamos por curiosidad a las vitrinas de las
armas. Ay señor!! Las hay de todos las tamaños y estampados. Estampados tan
variados que nos llevaron directamente a la siguiente conversación surrealista:
Cheli: oye… a mi si me matan que sea con la escopeta rosa.
Ya de morir con un poco de estilo ¿no?
Maitane: pues a mi me molaría con la de print leopardo morado.
Vero: yo soy tradicional. La negra; la clásica, la más
potente.
Rober: Os queréis callar piradas!! Venga, esquivar a la mítica señora en
motoreta con su oxigeno colgandero y tirar para la caja.
No nos atrevemos con la foto en la vitrina de las armas. Con esto nos hace más ilusión posar. |
Pues sí, razón no le faltaba. Desvarío serio de la
conversación y canguelo aun más serio al ser conscientes que, nos separaba de la
gente armada la puerta de escasa solidez
de nuestra habitación. Pero amig@s, nosotr@s
contamos la suma protección de “La Patro”.
Veáse su consecuente altar. La Holy Bible, la patro, Elvis,
James, Marylin y Humphrey ….. si esto no es protección suficiente poco más
podíamos hacer.
Buenas noches.
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