jueves, 8 de febrero de 2018

EL CORAZÓN DE LA RUTA 66 (¡El corazón en la garganta llevamos las tordas con el armamento de Arizona!)

Paseíto por Venice Beach de buena mañana. Tan prontito que el borracho de turno estaba durmiendo la mona en la caseta socorrista más colorista. ¡Arrrrriba el orgullo! ¡abaaajo el borracho que nos estropea la foto! No quisimos molestarle así que mamarracheamos alrededor.


¡Parece que le hemos despertado!






Mamarracheamos y de paso hacemos deporte, que como sabéis es lo nuestro. Hay que ver lo que cuesta intentar quemar el desayuno caminando por la arena de Venice Beach. Eso sí, pena no ser trabajadores del consistorio venice beachcense,  porque pudimos presenciar cómo la policía realiza con maestría otra de sus funciones (además de la de saludar) que es acercar al currela arenero a su puesto de trabajo.







¿Y que se puede hacer tras disfrutar de un paso mañanero por el malecom de los bicipolis? ¡¡Pues escapar del riesgo de Tsunami y poner rumbo a Arizona!!





Dejamos la costa para acercarnos al secarral, estamos a tope con la Ruta 66. Bueno, a tope a tope tampoco, vamos pisando huevos según los límites de velocidad locales porque no queremos que nos graben los del helicóptero de la ADGT (American Direction General of Traffic). El pincho de Cheli nos da la vida con temones de hoy, ayer  y siempre, para muestra un botón.








Vamos a comentaros, por si os da por haceros la Ruta66 y por si alguien nos lee porque hacemos un blog serio y bien sobre viajes, que lo que es la carretera oficial de la ruta está hecha un asco. Es un rosario de baches y parcheados que te hace saltar el cancionero del usb a lo loco. Lo bueno es que como hay espacio de sobra han hecho una carretera paralela lisita y llana, muy bien asfaltada que nosotras transitamos por miedo a perder un amortiguador a ritmo de la Jurado. El último tramo sí que lo hicimos por la Ruta66 oficial ¿cómo lo sabemos?

Maitane- ¿Entonces esto ya es la carretera vieja no? ¿la mítica?
Cheli- si, si, seguro. Mirad las gasolineras abandonadas, dan ganas de parar a grabar un videoclip
Vero- ¡¿¡¿ese de ahí se está paseando con un rifle?!?!
Rober- ¡confirmado! ¡vamos bien!

Y por fin llegamos al corazón de la Ruta66, a Kingman, a nuestro motel de carretera de esos que te matan cuando sales a por hielo. (¡Ojocuidao spoiler! No nos mataron) Pues allí estábamos Rober y yo haciendo el checkin, escuchando las historias locales y lo que en mi caso es casi milagroso, entendiéndolas, cuando hicieron su entrada las enfermeras que habían ido a aparcar nuestro tanque. De repente todo fueron señales casi imperceptibles entre ellas, intercambio de miradas de horror. Sabíamos que no era por las historias, que si habían detenido a Pamela Anderson y había pasado la noche en el calabozo, que si se había casado no se qué famoso en el pueblo, que si…  Eso les daba igual, solo tenían ojos para…¡la celulitis! Y no nos referimos a la piel de naranja. Cheli, expláyate en la descripción.

Ay señor. Pues no recuerdaba  yo muy bien porque entramos unos minutos más tarde en la oficina de nuestro receptión man (veo que nos quedamos a estacionar) , el caso es que mientras Vero y Rober atendían , entendían y asentían las historietas de los famosos y del propio dueño del motel yo estaba usando mis ojos a modo inspección tipo terminator; y es que no era normal lo que había allí para analizar.
Todo tipo de carteles de película, Marylin a tamaño natural, la espada de excalibur, el cartel de The gone with the wind (flipais ), y esa mesa de la oficina llena de todo tipo de accesorios, banderitas, chapas, Rayo Mackeen… no sé un alboroto, una algarabía, una fantasía  un…¡tires donde tires toca premio!




Allí no había un hueco lo suficientemente amplio para pasar una mopa ,un trapo de polvo, un lo que sea. Lo que si había era un buen butacón que acomodaba a nuestro recepción man. Y una vez hecha la inspección general me centré en nuestro interlocutor que de apariencia era un señor normal con su coletilla normal que le llegaba hasta la cintura. Un look peculiar para un lugar peculiar, y que dicho sea de paso fue  un señor encantador. Lo cortés no quita lo valiente. Porque valiente había que ser un rato para tener así esa pierna apoyada a pie desnudo sobre ese suelo. Y es que no hace falta ser sanitario para darse cuenta que Diana la de “V” tenía menos escamas y por supuesto, las garras más cortas.



Pixelamos la foto que no está el percal para que nos enmarronen en este nuestro blog de mierda. Madre mía, si nos denuncia este buen hombre por uso de su imagen vamos a la trena fijo que no está el asunto para pagar fianzas. Y en la cárcel hay tele, comida, calefacción y gimnasio. Usariamos seguramente 3 de 4 (no está mal) y pasaríamos el tiempo colocando la biblioteca de la penitenciaría y poniendo motes a todo pitxitxi e incluso tendríamos tiempo de llevar al día el blog. Joder!! Que según lo escribo me está pareciendo una idea cojonuda jijijiji!!  ¡Venga esa denuncia a nuestras personas!

Retomo: Que ansia de explicarme en voz alta tenía y los otros tres inmersos en ese discurso maravillosos (que por otra parte nos vino genial); y yo venga que gesticular, venga que inclinaciones de cuello, cruzándome la mirada con la otra sanitaria. Parecía que me estaba marcando una coreo de Break dance. Que angustia. Solo quería gritar “señorrrr…limpiese, cortese las garras, hidrátese esa piel y no sé…. Que algún facultativo le valore esa rojez”

Por el amor de DIOR!!


Pues así en bucle no sé ni hasta cuando. Creo que fue hasta que pelirrosi me soltó un discurso del estilo:  “Vamos a ver. Estamos de vacaciones. Que cada uno gestione sus propias infecciones” . Madre mía. A un paso del blog de poesía estamos.

Una vez serenado el ambiente y objetivado el cochazo que usa el boss nos disponemos a acomodarnos en nuestra habitación y como no, a disfrutar del ambientillo de motel de carretera, que por algo hemos querido hacer noche allí leñe. Y es que encanto, le sobra al lugar.









Pero como ya es tradición, no podíamos retirarnos a descansar sin visitar nuestro lugar de culto particular: El Walmart local. Pero esta vez además de surtirnos a nivel gastronómico y de visitar nuestra adorada sección de farmacia, nos acercamos por curiosidad a las vitrinas de las armas. Ay señor!! Las hay de todos las tamaños y estampados. Estampados tan variados que nos llevaron directamente a la siguiente conversación surrealista:

Cheli: oye… a mi si me matan que sea con la escopeta rosa. Ya de morir con un poco de estilo ¿no?
Maitane: pues a mi me molaría con la de print leopardo morado.
Vero: yo soy tradicional. La negra; la clásica, la más potente.
Rober: Os queréis callar piradas!!  Venga, esquivar a la mítica señora en motoreta con su oxigeno colgandero y tirar para la caja.

No nos atrevemos con la foto en la vitrina de las armas. Con esto nos hace más ilusión posar.

Pues sí, razón no le faltaba. Desvarío serio de la conversación y canguelo aun más serio al ser conscientes que, nos separaba de la gente armada la puerta de escasa solidez  de nuestra habitación. Pero amig@s, nosotr@s contamos la suma protección de “La Patro”.

Veáse su consecuente altar. La Holy Bible, la patro, Elvis, James, Marylin y Humphrey ….. si esto no es protección suficiente poco más podíamos hacer.



Buenas noches.


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