viernes, 5 de febrero de 2016

SI NOS QUEREIS.... MANDARNUS OTRA VEZ PA ITALIA PER FAVORE.



Y el domingo… ¡hasta Dios descansó! No es nuestro caso. Último día en Roma y hay que aprovecharlo. Somos conscientes de que es imposible visitar todo lo que queremos ver, así que teniendo en mente que volveremos, nos echamos a las calles.
No sabemos si lo hemos comentado en algún momento, pero a estas alturas el cansancio es un como un órgano más en nuestros cuerpos. Lo toleramos, nos acompaña, nos agarrota los músculos…hay que vernos cruzando a “la romana” (a lo loco) las calles, una agarrándose los riñones, otra medio coja estilo fraga y la otra directamente haciendo testamento ¡menudo cuadro! Además del cansancio hemos depositado una FFF ciega en Marta y su mapa. El mapa también tiene lo suyo, lo hemos tenido que reconstruir a base de celo, parece el mapa del tesoro del propio Trajano del trajín que le hemos dado. Nuestro primer objetivo, pasearnos hasta la Basílica Santa María de los Ángeles y los Mártires. La idea es ir atajando, sin dar vueltas excesivas, sin andar de más… Marta y su mapa no han debido entender bien el concepto “atajo”. Vueltas y más vueltas, cuesta arriba y cuesta abajo, no sabemos si quitarle el titulo de Torda, o hacerla Torda Honoris Causa. Para mejorar la situación se nos ocurre empezar a comprar souvenirs para la familia así que ahora, además de a nosotras mismas, vamos arrastrando bolsas. Sí, hay gente que nos tiene por inteligentes.
Nos da la hora de comer y aún no hemos llegado a destino así que, muy responsablemente, decidimos parar a recuperar fuerzas. Suplis, pasta, pizza y una calzone monstruosa mientras visionamos un partido de la Roma capitaneada por Totti. Nos hemos hecho un poco de la Roma y muy de Totti porque es un tipo sencillo, canterano y humilde. Nos comprenderéis mejor si buscáis alguna foto de Totti, ahí se ve lo buen tipo que es.







Un par de vueltas más y llegamos por fin a la Basílica Santa María de los Ángeles y los Mártires. Es sorprendente porque la fachada es esta.



Pero por dentro es impresionante, muy espaciosa y luminosa y por supuesto, ricamente adornada.



Y ya lo estábamos echando de menos en este viaje. No sabemos por qué, pero cada vez que viajamos por el mundo, se nos aparece un yonqui que parece recién salido de la movida madrileña, con sus pintas de ochentero, su perfecto español y su voz de macarrónico, esta vez nos soltó algo así como…”Venga un eurillo para que no me chute más ¡que estoy limpio ya!”. Oye, ¡nos alegramos! Y seguimos nuestro camino. De basílica en basílica y me cubro el hombro porque me toca, llegamos a santa María la mayor. Se nos acaban los adjetivos descriptivos, es espectacular, y de verdad que nuestros mierdamóviles no hacen justicia a lo que vemos.



Se nos termina el día y aún no hemos visitado a Clemente. Apretamos el culo y llegamos por los pelos. De nuevo nos quedamos sin habla. Recuperamos la capacidad oratoria cuando nos dicen que no admiten pago con tarjeta. Ya nos está mosqueando un poco esto de que en suelo vaticano solo quieran txines en metálico. Nos rascamos los bolsillos, literalmente. Es como cuando se acaba el bote en un poteo que se alarga, y cada uno aporta la calderilla que le queda en el bolsillo. La taquillera nos mira como la vaca al tren, pero nos da acceso a lo que esconde la Basílica de San Clemente de Letrán.
 Dos pisos por debajo nos encontramos una casa privada romana del siglo I, con su altar dedicado a Mitra, sus habitaciones, su manantial  y su todo. Parece ser que perteneció a uno de los primeros senadores romanos que se convirtió al cristianismo, y fue lugar de reuniones clandestinas. Vamos que por aquella época estaba prohibido ser cristiano, el rollo de seguir a Jesús y su gente  era de malosos a más no poder, así que por ahí pasaron los más punkarras de la época. Al dueño del casoplón, Tito Flavio Clemente, le debieron pillar y además de cónsul, le dieron lo suyo y lo hicieron mártir también.
 Subiendo un piso damos un salto hacia delante en la historia y parece ser que nos plantamos en el siglo V con el  cristianismo ya como religión oficial de Roma. Todo despiporre de murales y color para dedicar esa primera basílica al Papa Clemente I, que debió ser contemporáneo de Tito Flavio.  No queda mucho porque a los Normandos les dio por invadir y dar fuego a todo lo que pillaban, y claro en Roma son o de reciclar o de construir encima, así que por el siglo XI les dio por construir lo que viene siendo la basílica actual.  Desde el siglo XVII,  nos han contado que los que cortan el bacalao (el cirio, o lo que sea en este caso) son los dominicos, que parece que los largaron de Irlanda con viento fresco y los acogieron aquí. Todo esto lo hemos investigado un poco a “toro pasaó”, y como somos muy de “esta chapa que no se pierda”, os la endosamos con todo nuestro cariño.
A estas alturas comenzamos a darnos cuenta de que no queremos volver al hotel porque eso supone que tenemos que hacer la maleta e irnos. Remoloneamos contemplando por última vez el Anfiteatro Flavio (Coliseo para los nos repelentes), y empezamos a sudar pensando en cómo vamos a meter las compras del día en una maletas que ya venían a punto de explotar. Antes nos regalamos un último trozo de pizza en una terraza y nos acercamos a una gellateria que tenemos fichada. Está cerca de nuestro hotel y hemos visto italianos haciendo cola en la misma, hay que ir sí o sí.
Dos euros pagados por adelantado y comienza el festival de “prueba el gellatto y si te gusta te lo pongo en el cono”. ¿Cómo no nos van a gustar si están todos buenísimos? Es difícil elegir, pero sin duda, lo más difícil, es no amorrarse a las fuentes de chocolate blanco y negro que tienen y con las que te rellenan el cucurucho. Suena hasta pornográfico, pero que te rellenen el cucurucho de chocolate es una de las mejores ideas que se le ha podido ocurrir a nadie. Si alguna vez os proponen rellenaros el cucurucho de chocolate y encima rematarlo con nata, no lo dudéis, decid…¡¡¡SIIIII!!!  Ojocuidao, no nos referimos a nata de bote, no no no, nos referimos a nata de la buena coronando el magnifico gellatto.







Decidimos sentarnos en un banquito, bajo un árbol, con música de fondo para disfrutar ese último bocado de explosión chocolateada. Un momento idílico hasta que de repente escuchamos un chorro, una catarata, un caer incesante de líquido y nos giramos para visionar a una señora con el vestido remangado meando entre dos coches. Todo muy bucólico. Qué gran imagen para llevar grabada en la retina mientras nos enfrentamos a nuestras maletas.
Ultimo sonido del despertador en Italia. Para variar nos lamentamos del cansancio y del dolor articular. La humedad de las multifuentes Romanas nos viene fatal para nuestro reuma precoz, aun así morimos de tristeza por tener que dejar la capital Italiana en particular y el país en general. Arrastramos maletón al metro, y cuando ya lo teníamos todo hablado, todo comentado, todo dicho…  ¡las dos semanas ausencia televisiva golpean en lo más hondo del encéfalo de una de las Tordas! Comienza  la conferencia (cheli lo llama conferencia nosotras, monologo) sobre “sensación de vivir 90210” en toda su profundidad. Los orígenes adoptivos de Steve Sanders, el padre mafioso de Dylan Mackey, la maravillosa y perfecta familia Walls, la superficialidad de Donna Martin y Kelly TaYlor… y terminó en las inmediaciones del aeropuerto de Santander mientras zampábamos unas ligeritas Hamburguesas. ¡Ojocuidao! Insisto, desde Roma, hasta Santander. ¡Trajano de la que te has librado!

Pena infinita. Italia nos ha conquistado. Tenemos que volver para ver la Fontana di Trevi sin andamios, las catacumbas, perdernos entres sus calles, bebernos una copa de vino en alguna Piazza, deslumbrarnos de nuevo entrando en cualquier iglesia, reencontrarnos con el Lemon soda o la birra Moretti, disfrutar la gastronomía local, comprobar que el moño en hombre sigue de moda, catar gellattos como si no hubiera un mañana, aprender historia en cada esquina e interpretarla a nuestra manera, maravillarnos con los lagos, canales, pueblos pesqueros, transportarnos a escenas de grandes películas…hemos visto mucho, pero aún nos queda mucho por descubrir así que amenazamos con volver. ¡¡¡FORZA ITALIA!!!


No hay comentarios:

Publicar un comentario