Tenemos miedo de que se nos oxide el inglés así que en
London nos hemos plantado. Tordas around the world. Como ya os anticipamos,
somos más que nunca, esta gente se nos ha pegado sin ningún reparo. Venimos a
que nos expliquen lo del “brexit” in person, porque no hacemos más que ajuntar
gente que viene sin un txin, con el embutido en la maleta nos hemos venido. No
sabemos si este turismo conviene en London pero amigos british si no queréis
euro, esto es lo que hay. Cheli ha venido con la familia, hermana crosfitera
(Sonia) que se ha pateado Londres con una mochila que ni el bolso de Mary
Poppins, y sobrina (Marina), con sobredosis de azúcar y emoción. Estamos
consultando si es legal darle un poco de Trankimazin. También traemos torda
repetidora (Marta), la reconoceréis como la dueña del plano romano con el que nos
torturó en entradas anteriores. Tenemos nuevo fichaje fashionable también,
Maitane Pelirosi. No,no creemos que sea peligrosa, tampoco se apellida así y no os patina el Corega, es que nos ha
venido con el pelo rosa y vivimos con miedo de que nos la secuestren en Candem
town. Hechas las presentaciones vamos al lío. Bueno, evidentemente Cheli y
Vero, Tordas pioneras, estamos a los mandos de este nuestro blog y por supuesto
censuraremos cualquier foto en la que salgamos mal. Conclusión, si salimos
bien, el resto nos la pela. ¡Ojocuidao! Cheli y su moco colgandero vienen a la
grande Bretaña a intentar desatar, por segunda vez, una pandemia mocosa a nivel
internacional.
Comenzamos nuestro viaje en Loiu con el drama de siempre…
¡la maletaaaaaa! Que cansinos con los veinte kilos ¿sabéis lo que pesa el
embutido? ¡Ya lo traeremos puesto cabrones! El día que pongan báscula de
personas se terminará este blog. Ojala ese fuera el único drama del viaje, pero
resulta que una de nosotras se orinó en su propia tarjeta de embarque. Sí, como
lo leéis. Protegeremos su intimidad hasta la muerte y más allá, fue un percance
que dio como resultado que llevábamos cinco Boarding pass y una Orin pass. A la
azafata que toqueteó el papel, la dejamos vivir en la ignorancia, eso sí, de
comer en lo que es el avión, no pedimos nada.
Llegada a Londres sin incidencias salvo que la maleta de
Maitane llegó con una rueda amputada y fuimos a poner una “reclameision”. Ni
puñetero “caseishion” nos hicieron así que nos fuimos a nuestro hostel a dormir
unas escasas cinco horas.
Madrugón mañanero, desayuno light (es mentira y lo sabéis) y
nos lanzamos a la calle londinense. Marta se agarra al mapa y tras preguntar
unas 70 veces, conocer el Soho, el barrio chino, que unos munipas nos dijeran
“love Spanish people” y que se nos salieran los ojos en todos los escaparates
de las bakerys, por fin llegamos al free tour. Allí ya nos desentendimos y nos
pusimos en manos de Jose para que nos llevara de paseo. ¡ay ene! ¡Que de cosas
nos ha contado! Ya sabéis que nuestra fidelidad a la historia es relativa y
nuestra interpretación de la misma es amplia, lo que no nos impide contaros con
pelos y señales lo que nosotras creemos que pasó. Consultadlo con los libros de
historia y el que tenga huevos que nos desmienta orinando en nuestro blog, por
supuesto en su propio dispositivo electrónico.
Vamos con el gran héroe británico, Nelson. Batalla tras
batalla, Nelson iba dejando partes de su cuerpo defendiendo Reino Unido. Primero
perdió media cara, luego un brazo…¡anda que iba guapo el muchacho! Su gran
victoria fue la de Trafalgar, pero le costó la vida. Parece ser que en la
armada británica se ponían el uniforme raso todos para que el enemigo no
pudiera distinguir los altos cargos y hacer de ellos un objetivo. Pues Nelson
ese día estaba de que no. Le olería el traje de faena a pescaíto frito en la
costa de Cádiz y decidió ponerse los oros, los galones, las medallas…vamos que
salió como Paco Clavel a la batalla y claro le dieron hasta en el dni. Dejó un
cuerpo escaso pero honorable, supo en su último aliento que habían ganado a la
armada francoespañola. Sus hombres, en plan omenaldi, decidieron llevarlo a
casa para agasajar al gran héroe, eso sí, a ver como llevas tú durante seis
semanas por el angosto mar un cadáver y que te llegue medio bien. Pues la
respuesta es clara, reunieron sal y lo pusieron en salazón, como el bakalao.
Pero claro, el embutido se pudría y el mar todo el mundo sabe que da hambre así que tuvieron que quitarle la sal para que no se estropeara el bacon. ¿Y ahora
qué hacemos con Nelson? Pues lo metemos en alcohol, que mira lo bien que
conserva y si no acordarsus de la Reina Madre. La cosa es que la batalla se
ganó y una batalla ganada da sed de alcohol. También sabemos todos, que
llegados a un punto de la celebración te da igual arre que só, y que los vasos
van rulando, y tu notas que el kali tiene más cuerpo pero no le das importancia
hasta que llegas a Londres y resulta que en el barril de Nelson no queda ni
gota de alcohol. ¡que alegría de crucero!
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| Nelson y Jose |
Elisabete II nos está dando una caca horrorosa con que
quiere ser torda, pero ella es de la Orden del Cardo, y nosotras queremos ser cardos y
no nos ajunta, así que le hemos dicho que de Torda que ni hablar, que no ha pasado
el casting. ¡Pues no va y se pica y se queda en Windsor el finde! Que rencorosa
hija, en la puerta de Buckingham nos ha tenido tocando la txirriña hasta que nos
hemos dado cuenta de que el banderolo decía que no estaba en casa. Hemos estado
a punto de imitar a Michael Fagan saltando la valla pero teniendo en cuenta que
la valla está electrificada y que traíamos el moldeado hecho de casa, nos ha
dado reparo intentarlo y luego tener que pasearnos a lo Bryan May.
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| Sorry us Guti... |
Para los que no seáis
colegas de Eli os explicamos que Fagan era un irlandés loco y borracho que se
coló en Buckimgham, se dio un paseo por el palacio, se sentó en el trono real,
visitó a la reina en su habitación y le pidió un piti. Esto fue en el 82,
actualmente los seguratas que no vieron entrar a Fagan curran en McDonals y no
están decapitados porque ya estamos en un siglo en que la guillotina está un
poco demodé.
Nos hemos hecho muy fans del Big Ben, porque es una oda a un
culo gordo. Del arquitecto del Big Ben solo se acuerda su tía abuela. En cambio
del gran Ben que era el capataz de la
obra y el que se encargaba de hablar con
los medios de comunicación sobre el desarrollo de la misma, lo tenía presente
todo el mundo por su enorme personalidad y
mayor culo. Ben, que de apellido no recordamos ahora bien pero creemos
que era Kardasian. La cosa es que cuando subieron el campanolo de la vida todo
el mundo hizo la similitud con el gran trasero de este hombre y quedó bautizado
el edificio como el Big Ben por el pueblo londinense; realmente es la torre de
Isabel II pero contamos este dato como el dato mierda del día porque nadie la
llama así.
Nuestro Jose (ojo leer jose con H aspirada que estamos en
London) nos llevó a comer a un sitio maravilloso, baraturri, con un personal
“encantador”. Dí que a nosotras se nos gana con la comida. Y para
muestra un botón:
Y ya hicimos lo más
típico que es... mojarse en Londres. La lluvia anglosajona te cala hasta el
tuétano igual que la euskaldun. Pero no es lo mismo correr por la acera de tu
casa para llegar al portal a que te pille el chaparrón cruzando el Tamesis
mientras haces el chorra.
Trasteamos por la ciudad y nos resguardamos de la lluvia
en una macrojuguetería. Claro, vamos con menores y somos sacrificadas, todo por
la niña.
Nosotras en cambio, nos aburrimos un montón. Por cierto, os
recomendamos no perderos la última entrega de la saga de Star Wars. Hay personajes nuevos que
pueden dar mucho juego.










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