Si seguís este blog con asiduidad ya conocéis nuestra
rutina, madrugón y desayunaco. No había a quien criticar esta vez así que, únicamente
con la misión de elegir y masticar nos damos al ambiente relajado del comedor.
Desayuno de campeones y rumbo a ver molinos. De camino nos encontramos con el zoo y
entramos en bucle admirando los flamencos. “¡como molan! ¡Nunca había visto!
¡Yo tampoco! Que chulos! ¡Como molan! ¡Yo no había visto nunca! ¡Ni yo! ¡Yo
tampoco!” Y así durante diez minutos admirando el color y pensando que tendrían
frio, que como no se escapaban…
Don Quijote estaría orgulloso de nosotros porque vamos por
el mundo admirando a los gigantes, ya sea en la Mancha o en Holanda. Como somos
tordas y Rober tiene un móvil que hace virguerías nos dio por hacer el chorra
desde primera hora.
La gente nos miraba raro, no por nada, simplemente por ir
andando. Teníamos un día duro por
delante y nos lanzamos a ello. Primero unas compras turísticas en plena plaza
Dam y a la exposición Bodyworld. La exposición nos la vendió Cheli muy bien, y
allá que nos fuimos a ver cadáveres plastificados. Gente con los músculos al
aire, en posturas imposibles de la vida cotidiana como saltar una valla, montar
en patinete, gobernando un barco…muy instructivo todo, y además con las
explicaciones de Cheli a pie de cadáver. Que si mira si fumas que pulmón se te
queda, que si mira este señor con la cabeza partida como un melón, que si mira
el gordinflas que grasaca tiene… No vemos claro lo de donar tu cuerpo a la
ciencia y que luego te pongan follisqueando con un desconocido cualquiera, con
toda la penetración al aire pero con las botas de piel puestas, no vaya a ser
que pase el Doctor Scholl y encuentre imperfecciones en los pinreles. Nos
debatimos entre la risa y el asco, y con miedo, en la última sala, ante una
pared llena de agujeros, inconscientemente, acercamos el ojo que no el ojete
para leer unas frases y unos consejos para la vida diaria. Con esta hartura de
ver arterias, ciáticos y anos colganderos nos fuimos en busca del mercado de
las flores. Mucho bulbo, mucho capullo y mucho imán de nevera más barato en la
zona. Decidimos tomar el aperitivo en una quesería catando goudas como si no hubiera
un mañana. Si nos ofrecen un vino nos quedamos a vivir. Le hicimos gasto a la
muchacha, que menos. ¿y què es lo que tiene el aperitivo? Pues que da hambre,
así que buscamos garito para comer dirección Museo de Vangh Gogh.
Tenemos que comentar que a estas alturas la climatología era
adversa con lluvia y un viento que te helaba el alma. Nos llegamos a plantear
si Vangh Gogh se cortó la oreja adrede o se le cayó por congelación en un día
tonto de invierno. Con este debate llegamos hasta su museo, que estaba un
poquito a tomar por saco. No somos expertos en arte, buscábamos girasoles,
autorretratos y calor. De temperatura ideal, autorretratos para aburrir y “Los
girasoles” en restauración, tócate los cojones.
Decidimos darnos a las drogas y nos fuimos en busca del
coffeshop ideal. ¿Os podéis creer que no nos vino bien ninguno? Que si no había
sofele para sentarse, que sí que humareda, que si esta gente ni una risa ni
nada, todos con la mirada perdida, que si yo no quiero ver cosas raras…total
que terminamos tomando una birra. En nuestra próxima visita nos ponen la
alfombra roja en el hotel cristiano.
Y así más o menos termina nuestra visita porque tras escasas
horas de sueño pusimos rumbo Loiu. Ha sido corta pero intensa y la terminamos
con la adrenalina a tope. Empezando por “dios mío, dios mío que trae la azafata
en el carrito ¡¡que hay dos cosas para elegiiiir!!”. Por cierto una era muesli,
fatal. También quisimos matar a la niña poseída del asiento de al lado que se
pilló una perra insistente y no callaba. No la entendíamos porque berreaba en alemán
pero creemos que gritaba “¡¡yo no queria muesliiiiiii!!”. Y por último porque
aterrizar en Loiu con turbulencias y viento hace que se te encoja el esfínter,
ese que teníamos visualizado como ano colgandero. En fin, que casi le besamos
los pies al piloto al salir, porque aterrizó divinamente. Pero parece que ni por esas se nos quitan las ganas de viajar, conocer y reir.
P.D. Volveremos pronto, más que nada porque esto lo estamos
redactando desde otro destino en el que nos ha pillado una nevada del quince.





No hay comentarios:
Publicar un comentario