lunes, 15 de febrero de 2016

AQUÍ HUELE A MUERTO

Si seguís este blog con asiduidad ya conocéis nuestra rutina, madrugón y desayunaco. No había a quien criticar esta vez así que, únicamente con la misión de elegir y masticar nos damos al ambiente relajado del comedor. Desayuno de campeones y rumbo a ver molinos.  De camino nos encontramos con el zoo y entramos en bucle admirando los flamencos. “¡como molan! ¡Nunca había visto! ¡Yo tampoco! Que chulos! ¡Como molan! ¡Yo no había visto nunca! ¡Ni yo! ¡Yo tampoco!” Y así durante diez minutos admirando el color y pensando que tendrían frio, que como no se escapaban…


Don Quijote estaría orgulloso de nosotros porque vamos por el mundo admirando a los gigantes, ya sea en la Mancha o en Holanda. Como somos tordas y Rober tiene un móvil que hace virguerías nos dio por hacer el chorra desde primera hora.





La gente nos miraba raro, no por nada, simplemente por ir andando. Teníamos un día duro  por delante y nos lanzamos a ello. Primero unas compras turísticas en plena plaza Dam y a la exposición Bodyworld. La exposición nos la vendió Cheli muy bien, y allá que nos fuimos a ver cadáveres plastificados. Gente con los músculos al aire, en posturas imposibles de la vida cotidiana como saltar una valla, montar en patinete, gobernando un barco…muy instructivo todo, y además con las explicaciones de Cheli a pie de cadáver. Que si mira si fumas que pulmón se te queda, que si mira este señor con la cabeza partida como un melón, que si mira el gordinflas que grasaca tiene… No vemos claro lo de donar tu cuerpo a la ciencia y que luego te pongan follisqueando con un desconocido cualquiera, con toda la penetración al aire pero con las botas de piel puestas, no vaya a ser que pase el Doctor Scholl y encuentre imperfecciones en los pinreles. Nos debatimos entre la risa y el asco, y con miedo, en la última sala, ante una pared llena de agujeros, inconscientemente, acercamos el ojo que no el ojete para leer unas frases y unos consejos para la vida diaria. Con esta hartura de ver arterias, ciáticos y anos colganderos nos fuimos en busca del mercado de las flores. Mucho bulbo, mucho capullo y mucho imán de nevera más barato en la zona. Decidimos tomar el aperitivo en una quesería catando goudas como si no hubiera un mañana. Si nos ofrecen un vino nos quedamos a vivir. Le hicimos gasto a la muchacha, que menos. ¿y què es lo que tiene el aperitivo? Pues que da hambre, así que buscamos garito para comer dirección Museo de Vangh Gogh.



Tenemos que comentar que a estas alturas la climatología era adversa con lluvia y un viento que te helaba el alma. Nos llegamos a plantear si Vangh Gogh se cortó la oreja adrede o se le cayó por congelación en un día tonto de invierno. Con este debate llegamos hasta su museo, que estaba un poquito a tomar por saco. No somos expertos en arte, buscábamos girasoles, autorretratos y calor. De temperatura ideal, autorretratos para aburrir y “Los girasoles” en restauración, tócate los cojones.
Decidimos darnos a las drogas y nos fuimos en busca del coffeshop ideal. ¿Os podéis creer que no nos vino bien ninguno? Que si no había sofele para sentarse, que sí que humareda, que si esta gente ni una risa ni nada, todos con la mirada perdida, que si yo no quiero ver cosas raras…total que terminamos tomando una birra. En nuestra próxima visita nos ponen la alfombra roja en el hotel cristiano.




Y así más o menos termina nuestra visita porque tras escasas horas de sueño pusimos rumbo Loiu. Ha sido corta pero intensa y la terminamos con la adrenalina a tope. Empezando por “dios mío, dios mío que trae la azafata en el carrito ¡¡que hay dos cosas para elegiiiir!!”. Por cierto una era muesli, fatal. También quisimos matar a la niña poseída del asiento de al lado que se pilló una perra insistente y no callaba. No la entendíamos porque berreaba en alemán pero creemos que gritaba “¡¡yo no queria muesliiiiiii!!”. Y por último porque aterrizar en Loiu con turbulencias y viento hace que se te encoja el esfínter, ese que teníamos visualizado como ano colgandero. En fin, que casi le besamos los pies al piloto al salir, porque aterrizó divinamente. Pero parece que ni por esas se nos quitan las ganas de viajar, conocer y reir.


P.D. Volveremos pronto, más que nada porque esto lo estamos redactando desde otro destino en el que nos ha pillado una nevada del quince.

No hay comentarios:

Publicar un comentario